Me gusta

31 de enero de 2018

Básicos bebé: chupetes


Hola familia!

Me voy a aventurar en esto de hacer comparativas de productos de bebés. Hoy para estrenarme he elegido el pipo, el chupe, la chupa, el tete, el bobo, el chupón... Mil nombres tiene a lo largo y ancho del mundo y una sola función: calmar a nuestro retoño.

Fíjate las cosas curiosas que tiene la vida que siempre dije que no lo utilizaría porque me parecía absurdo dar algo a un bebé para hacerle dependiente de él y luego quitárselo (entiéndase con el paso del tiempo, no en el momento, que pa eso hay que ser un poco cabroncete). Peeeeeero como todo en este mundo mi opinión cambió y ya ves, aquí me tienes a punto de escribir una entrada sobre tetes, que es como le llamamos en casa.

Antes que nada he de decir que mi cachorra no quiso chupete hasta casi los 3 meses, ella era su teti y nada más. Cuando, por recomendación del pediatra, le introdujimos el biberón, sí que fue aceptando poco a poco ese objeto extraño que calma pero no da alimento.

Como soy muy fan de investigarlo todo, me junté con 12 chupetes de diferentes marcas. Algunos incluídos en canastillas que conseguí estando aún embarazada y otros que compré a raíz de que los primeros no le gustasen. Por eso, y para no hacer de este post un testamento, hablaré sólo de los que mi canija ha "consentido" usar :)


En el puesto número uno tenemos ESTE de Dr. Brown, el cual me costó la misma vida encontrar porque no en todas las farmacias lo tienen (vaya, en casi ninguna) y por internet salía un pico con los costes de envío. Este chupe es el "fav" de mi pequeña D. Es muy parecido a la tetina del bibe y todo de silicona lisa. 




Digo "lisa" porque ESTE OTRO de Philips Avent, aun siendo todo de silicona igual, la tetina la tiene rugosa. Ni qué decir tiene que también lo compramos y se ha quedado para jugar, porque a D no le gusta esa leve rugosidad. Los contras de estos tetes es que se llenan de mierda con facilidad. Y digo mierda porque a la silicona se le pega de todo: polvo, pelusas, pelos... Hay que lavarlo con bastante frecuencia.


Por otro lado, otra marca que nos ha funcionado bastante bien es Suavinex, con ESTOS CHUPETES que son los que compramos a D para ir probando cuáles le gustaban. La pega, lo cual me sorprendió bastante, es que en seguida le sale suciedad entre la tetina y el plástico del chupete. Ni hirviéndolo se quitó, así que su vida útil fue de unas tres semanas. Con lo cual, y a mi parecer, no sale a cuenta. Otra cosa que me parece una tontería de este chupete es el aro que supuestamente brilla en la oscuridad. Vale, brilla si ha estado expuesto a la luz, pero olvídate de encontrarlo en mitad de la noche, que es lo que "parece prometer".



Y por último, aunque a D no le gustan demasiado, sí que ha cogido alguna vez cuando se cansa de los demás alguno que tenemos con la tetina plana, como la de la foto. Algunas marcas que venden esta clase de tetes y que nosotros tenemos por casa son Mercadona (que además están libres de Bisfenol A), Tutete (te da la opción de elegir la tetina que más le guste a tu bebé) o Mam (lo venden en la mayoría de las farmacias y hay modelos que "brillan en la oscuridad").




Espero que esta pequeña guía os ayude a conocer las distintas clases de chupetes y sus ventajas e inconvenientes. ¿Vuestros peques cuáles prefieren? ¿Habéis tenido alguna buena/mala experiencia a destacar? No dudéis en dejarlo en los comentarios y, si os ha gustado, dedos arriba!








Sigue leyendo...

27 de enero de 2018

Lo que no te cuentan


Hola familia!

Pues sí, hoy os traigo un post sincero, abierto, sin tabúes ni complejos, acerca del embarazo, parto y cuarentena en clave de humor. Porque es una época idealizada donde pocas veces (o ninguna) se cuentan los pormenores de esta nueva aventura.

Con poquito que investiguemos en internet podremos encontrar los cambios más notorios: el oscurecimiento de los pezones, la línea alba, las estrías, el aumento de peso, el cambio hormonal... Pero nadie entra en detalle. A mí me hubiera gustado saber ciertas cosas, así que os voy a compartir mi sabiduría dividiéndola en 3 bloques. Empecemos con el primero.

EMBARAZO

Durante el embarazo suceden muchísimos cambios a nivel físico y emocional. Normal, tu cuerpo va a crear una personita! Esto conlleva mucho esfuerzo! Por lo tanto, puede que te caigas por los rincones de sueño, sobretodo durante el primer trimestre. Y cuando digo caerte por los rincones lo digo literalmente. Es un sueño que te atrapa. Vaya que ni de resaca había sentido yo tal cansancio.

Por otra parte, tus tetis. Cuando leas que te crecerán y se oscurecerá la aoreola, imagínate dos melones con una galleta oreo en ambos vértices. No, no exagero. Te comprarás sujetadores de dos y tres tallas más grandes a lo largo del embarazo, porque cuando pensabas que ya no crecerían más, tienes la subida de leche.

Las odiosas estrías. A ver. Este tema es obvio: si la piel se estira y no se mantiene suficientemente hidratada, salen estrías. Y lo mismo pasa DESPUES DE DAR A LUZ. No porque hayas parido tienes que dejar de echarte crema, ya que la piel se "encoge" rápidamente y es el mismo proceso pero al contrario. Para evitarlo, hidrata. Desde el principio. Úntate en crema Nivea de lata azul (la de toda la vida) hasta que quedes blanca cual fantasma todas las noches, así sólo manchas los pijamas :) Y no cometas mi mismo error. Como decía antes, las tetis también crecen. Así que hidrátalas!

Otro cambio importante son tus pulmones. Llegará un punto (antes de lo que esperas) en que te ahogarás paseando al perro o haciendo la colada. De nuevo no exagero. Es impresionante. Eso es porque el útero se expande y desplaza a los órganos que "estorban" hacia arriba y a los lados. 

Otro de esos órganos es la vejiga. Te harás pipí todo el rato. Sobretodo en el primer y tercer trimestre. Pero luego irás, serán dos gotas y te cabrearás maldiciendo la pérdida de tiempo y de sueño (sí, también despertarás por la noche aunque hasta ahora hayas sido una marmotilla, como fue mi caso).

Y esto me lleva a la cama :) Olvídate de dormir boca abajo, claro. Si eres de las personas que nunca duermen así, enhorabuena! No sabes de la que te libras.

Por otra parte, algo muy poco conocido son las diástasis. En las embarazadas hay dos especialmente típicas: la abdominal y la de cadera. La diástasis no es más que la forma de decir que los músculos o ligamentos se han separado más de lo normal. A mí me tocó vivir la de cadera, y qué mal. En serio. 

Embarazada de 8 meses, no podía levantar los pies del suelo (esto lo digo literalmente, vaya, que no podía subir el bordillo de mi casa), tumbarme de lado, conducir o ponerme las bragas. Sí señor@s, hasta en eso me tenía que ayudar Marido. Creo que es lo más jodido después del parto que me ha tocado vivir. Es muy frustante volverte dependiente de la noche a la mañana. Por cierto, cuando me pasó esto, mi ginecólogo nos recomendó una vacuna que de forma habitual se utiliza para madurar los pulmones de los bebés estando aún en la tripilla, pero al ser anti-inflamatoria y llevar corticoides, me vino genial (por lo menos pude volver a andar).

Los sentimientos, aunque suene a cursilería, se agrupan y manifiestan para hacer boicot a tu cerebro con pancartas como “¡Nos gusta!” y “¡Lo odiamos!” al mismo tiempo. Cualquiera ajeno te diría que o tienes doble personalidad o se te ha ido la cabeza. La más mínima cosa podrá hacerte reír, pero también llorar. Recuerdo un día que se me saltaron las lágrimas porque comimos en el burguer y me pusieron pepinillo en la hamburguesa. Muy heavy. 

Y ten una cosa clara. Desde que te quedas embarazada lo importante es el bebé. ¿Qué pasa? Que como no pueden hablar con él te preguntan a ti todo el rato. Pasas a ser la prota de tu propia telenovela. Pero cuando das a luz... Ay amiga, olvídate. Todo irá enfocado a tu retoño. Pero te dará igual porque serás feliz.

PARTO

Bueno, esta parte es la más comentada. No sé por qué todas las conocidas se afanan en contar su experiencia (la mayoría de veces mala) para que tú estés tranquila y no te agobies (nótese la ironía).

A ver, parir duele. Hoy en día existen métodos para paliar el dolor si así se desea. Pero hay que tener en cuenta un par de cosas. Las contracciones las tienes que pasar sin epidural al menos hasta que estés de 3 cm. Cada una tenemos el umbral del dolor a un nivel diferente, y depende de bastantes factores:

- Si te lo tomas con filosofía y dejas a tu cuerpo actuar sin ponerte tensa, se lleva bien. Por el contrario, si luchas contra el dolor encogiéndote o estando nerviosa es peor.

- Si es un parto inducido, normalmente las contracciones son más dolorosas porque los medicamentos aceleran el proceso y el cuerpo pasa de 0 a 100 en 4,8 segundos, como los coches de las pelis.

- Puede ocurrir que cuando te pongan la epidural no haga el efecto deseado y sólo te duerma un lado, o de cintura para arriba (con lo cual no te duelen las contracciones pero el expulsivo lo haces “al natural”) o directamente no haga efecto. Pero es una práctica bastante extendida, así que si tu decisión es ponértela, lo más probable es que todo vaya bien. Yo hubiera agradecido saber estas “excepciones” y me hubiera preparado mejor mentalmente por si acaso.

El miedo a la epidural no tienes por qué tenerlo. Antes de ponértela te anestesian la zona, asi que no duele. Lo notas, igual que notas que te enredan los dientes en el dentista, aunque sin dolor.

Si eres de las vergozosillas que se mueren al pensar en estar ahí espatarrada, tranquila: te dará igual todo porque vas a conocer a tu bebé!! Y el camisón del hospital sienta estupendamente aunque lleves el culo al aire ;)

Cuando, por algún motivo al bebé le cuesta salir, hay varias formas de ayudarle a parte de empujando: con fórceps, ventosa, la maniobra de Kristeller (cuando te empujan la barrigota”) y un largo etcétera. Si queréis entramos en detalle en otro post.

Para mí hubo una cosa imprescindible: Marido estuvo conmigo en todo momento. Y aunque hubo momentos no tan buenos, su apoyo y sentirle cerca me ayudó muchísimo.

POSTPARTO

Y aquí llega la parte guay jajajaj. Si has tenido a tu bebé sin puntos, enhorabuena!! Pero si no es así, mentalízate para andar cual pingüino en la Antártida, hacer las comidas de pie o tardar 2 horas en limpiarte cuando vas al baño. Los puntos duelen un pelín pero a base de nolotil e ibuprofeno (ole ole!! Puedes volver a tomarlos!!) se lleva bastante bien. La faena es que tiran. Cuando te sientas, tiran; cuando vas al baño, tiran; cuando andas, te rozas con todo... Además es curioso que cuanto más cerca están de caerse más duelen, ya que se están secando.

Los famosos loquios. A estas alturas ya sabrás lo que son. UN COÑAZO. Eso es lo que son. A algunas mamás les duelen más y a otras menos, pero son llevaderos. La faena es sentirte octogenaria llevando una compresa que bien podría llamarse pañal durante todo el día. Menos mal que cada vez va a menos y cuando yabte has acostumbrado a los dodotis para adultos, no los necesitas.

La subida de leche. Puede tardar varios días y cuando lo hace sueles notar las tetis como dos ubres rebosantes. Calor, ardor... o nada. Yo por ejemplo ni me enteré. 

También puede que te sientas un poco tarada porque tendrás sentimientos encontrados. Alegría por tener a tu bebé y tristeza por no tener tu barriga, por ejemplo. Llorarás y reirás a partes iguales y te quedarás tan a gusto. No pasa nada siempre y cuando no llores todo el rato, claro. Llorarás también de alegría. El sentimiento que te invade al ver a tu hij@ durmiendo placidamente en esa cunita que con tanto mimo preparaste, viendo lo perfect@ que es y sabiendo que es tuy@... Repito, llorarás de alegría y en silencio, agradeciendo a Dios, Buda, el universo o a Chiquito de la Calzada lo que la vida te ha dado. Lo que tu cuerpo ha formado. Le mirarás y verás a tu corazón en otra personita.

Si tu opción va a ser dar el pecho, prepárate para hacer malabares para secarte al salir de la ducha y no rozarte los pezones. Tranquila, se pasa rápido. Pero mientras dura, tu zona más sensible pasarán de ser los labios a ser tus pezoncillos. Además es curioso, pero sabrás perfectamente cuándo le toca comer al beibi. Tus tetis te lo dicen. Y cuando le estés dando una teti, la otra chorreará como diciendo “Eh! Yo también quiero!”. El cuerpo es sabio.

Este tema de la lactancia es bastante extenso porque va desde lo ideal hasta pequeñas trabas como pezones planos, invertidos, mal agarre, “poca leche” y un largo etcétera. Al igual que antes, si queréis lo hablamos en otro post.

Y por último (aunque podría tirarme hablando del tema tres años) quería comentar el sentimiento de mamá osa protegiendo a su cachorro que te entra. Toda tú estará pendiente de todo aquello que a tu hij@ le conviene o no. Querrás en ocasiones volverlo a meter en la tripita para que esté igual de protegido. Pero ánimo, lo vas a hacer genial.

Y vosotras, ¿cómo fue vuestra experiencia? ¿Qué anécdotas añadiríais para ayudar a otras mamás?





Sigue leyendo...

22 de enero de 2018

Cosas que odio desde que soy madre


Hola familia!

Hoy os traigo una entrada en plan desahogo, porque hay veces que si tuviera licencia de armas otro gallo cantaría... juas juas juas

Ahí va mi lista negra:

1.: Las motos. Ese sonido ensordecedor de las motos "de rally" que pasan por la avenida a la que da mi terraza y que despiertan a la beba cuando está en el duerme vela... Silenciador obligatorio ya!!

2.: La fiesta de fin de curso del cole. Otra cosa igual, un colegio justo enfrente. Que sí, que cuando la peque vaya me vendrá genial, pero esa última semana de clases que se tiran poniendo la misma canción una y otra vez a "tó carajo" para practicar y que salga todo bien... UFFFF!!! Menos mal que son dos veces al año. 

3.: Los consejos. En serio. NO DEIS CONSEJOS SI NO OS LOS PIDEN. Creo que no hace falta explicar nada más.

4.: Las palabras mágicas "se tiene que acostumbrar". Si me dieran un euro cada vez que escucho esa frase estaría ya en el primer puesto de "Forbes".

5.: La gente que fuma por la calle. A ver, yo he vuelto a caer en el vicio después de dar a luz, así que en teoría no debería quejarme. Pero es que pasear con la beba y que alguien delante te eche el humo para atravesarlo como si estuviéramos en “Lluvia de estrellas” pues no.

6.: Los padres. No, ni los míos ni los de mi marido. Sino aquellos que aunque hubiera un párking de 5000 plazas al lado del colegio seguirían dejando el coche en doble fila en la put* puerta para dejar a los críos.




7.: La gripe. Odio la gripe y a todos sus secuaces: mocos, tos, fiebre, dolor de cabeza...

8.: Los feos. Y no me refiero a personas feas. Me refiero a desplantes a un hijo. Eso no se entiende, ni se perdona, ni se olvida. Y duele.

9.: Los ladridos de mi perro. Mira que el pobrecito mío se porta genial. Desde que la peque llegó a casa y conquistó hasta la última de nuestras caricias el animal ni se ha quejado. Pero ladra. Ladra mucho. Ladra y despierta a la peque. Ladra y me estresa. Es así. Y no puedo evitarlo.


10.: Los dibujos animados. A mi cachorra le encanta el canal "Baby TV", pero yo estoy hartita de las risas falsas de los personajes y de escuchar las mismas canciones toel rato. Variedad señores productores. Variedad. (Y lo que me queda....)

En realidad podría hacer una lista de 20 o 30 o.... Pero bueno me quedo en mi top 10 para que no penséis que soy una desquiciada de la vida. En realidad no soy tan tarada :)

¿Y vosotr@s? Os sentís identificad@s o añadiríais alguna cosa más? Quiero saberlo todo!
Sigue leyendo...

18 de enero de 2018

Tercer trimestre


Hola de nuevo familia!

Hoy os traigo la última crónica de mi embarazo, el tercer trimestre que fue desde julio hasta octubre aproximadamente (Daniela nació a principios de octubre).

La verdad es que julio moló un montón, nos escapamos un fin de semana a la casa de la playa para lucir barriguita y después me subí con mi padre a Madrid mientras Marido se volvió a casa porque tenía que trabajar (evidentemente esto no moló tanto). Pero ya se notaba perfectamente a Dani dando guerra desde ahí dentro, y mi familia flipaba con los movimientos que se marcaba mi niña. 
En agosto, que papi tenía vacaciones, pasamos una semanita en su tierra, el Puerto de Santa María, donde pasamos muy buenos momentos con nuestros sobrinos en la playa, cenita con amigos y disfrutando de las pedazo de comidas que se marca mi suegra. Qué rápido se pasa el tiempo cuando uno está disfrutando, ¿verdad?

Después volvimos otros 9 días a Guardamar, donde disfrutamos de “il dolce far niente”, cocinando y dando paseos con nuestro primogénito el peludo. Uno de los últimos días que estuvimos allí, tuvimos el gusto de compartir uno de los atardeceres más bonitos del verano con Tipos Photography Services, quienes nos hicieron una pedazo de sesión de fotos impresionante.

Pero, como decía, lo bueno se acaba pronto! Y  dos semanas después de volver a casa empezó lo que para mí ha sido la única molestia del embarazo, pero... ¡Qué molestia! Resulta que un día me despierto y no podía ni levantar un pie del suelo. Un dolor increíble que me impedía hasta la cosa más básica como era meterme en la ducha. Fuimos al ginecólogo y en cuanto me vio entrar por la puerta dijo: “vaya diástasis más fuerte que tienes”. 

Hasta el momento, claro está, yo no sabía qué era eso. Había escuchado hablar de la diástasis abdominal, que nos pasa a todas las mujeres cuando estamos embarazadas. Las diástasis no son más que la división de los músculos, que debido al embarazo hace que los abdominales se separen. Normalmente luego vuelven a su ser, pero hay veces que se necesita rehabilitación. En mi caso era “diástasis de la sínfisis”. Agüita con el nombre. Se me habían separado las caderas, o mejor dicho, el ligamento que las une. 

Estando en la consulta, como tocaba eco, me tumbé como pude y en cuanto me puso el ecógrafo me vine abajo. ¡Qué dolor! No pudo ni medirle la cabecita a Dani porque me dolía una barbaridad. Así que allí mismo me recetó una inyección que suelen poner cuando hay riesgo de parto prematuro, y que hace madurar los pulmones del bebé. Me la recomendó porque a parte de esto, llevaba corticoides y me dijo que debería hacerme mejorar. Así que 15 minutos después allí estaba yo con el culo en pompa para que me pusieran pa dichosa inyección. Pero mereció la pena tanto! Seguía sin poder conducir, tumbarme de lado o ponerme las zapatillas, pero por lo menos podía andar (aunque bastante lento).

Así que el mes de septiembre y lo poquito de octubre que me quedaba de embarazo me lo pasé casi encerrada en casa. Para colmo me salió una hernia inguinal, así que no podía hacer esfuerzo y tenía que ir con una faja todo el santo día. No sé dónde vivís vosotros, pero en Almería en octubre HACE MUCHO CALOR. Así que fantástico y maravilloso todo.

El día 9 por la noche de madrugada (la noche del 9 al 10) empecé con contracciones cada 5/10 minutos. ¡Qué cierto es cuando te dicen que cuando sean las de verdad lo notarás! Yo venía teniendo contracciones de Braxton Hicks (que son las que no duelen) desde abril, pero éstas, aunque eran soportables, dolían. Como el día 10 teníamos gine, pasé de despertar a Marido y cuando llegó la hora me duché (lo que hizo que pararan las contracciones) y nos fuimos a consulta. 

Nos dijeron que ya estaba de 2 cm y que si quería me podía quedar ingresada, pero como vivimos a 5 minutos preferimos esperar en casa. Pasé el resto de la mañana sin contracciones y pude comer tranquila. Pero a las 4 de la tarde volvieron y ya para quedarse. Tranquilamente empecé a preparar lo poquito que me quedaba de la maleta (las típicas cosas de última hora, como el móvil, el cargador... cosas así).

A las 6.30 de la tarde llamé al papi porque ya no podía respirar cuando me venía una contracción. Entre pitos y flautas llegamos a la clínica a las 7.30 de la tarde. Que por cierto: la gente es de un insensible a veces!!! Llegamos por urgencias, como nos dijeron que deberíamos hacer llegado el momento. Y estaba aquello a rebosar. Una cola...! Pues nadie fue capaz de decir “pase usted”, viéndome embarazadísima y con contracciones, hasta que una enfermera se percató y ya “me colaron”. Ay que joderse.

En fin, que para no hacer eterno este post, el parto os lo cuento en el siguiente ;)

Un abrazo familia!
Sigue leyendo...

15 de enero de 2018

El héroe en la sombra

Porque si, porque es así, tan imprescindible como silencioso. Pocas veces se para uno a pensar en lo que tiene, en lo afortunado de tener a alguien con quien formar equipo, sin necesidad de decir la mitad de las cosas. 

El afrontar tener que separarse de lo que más quiere cada mañana, teniendo que renunciar a ello hasta su vuelta a casa, que no es pronto. El peso del trabajo y la responsabilidad que conlleva traer el pan. El ser consciente de las necesidades más básicas de los demás y hacer el esfuerzo de satisfacerlas aun cuando llega cansado. Invertir el tiempo libre en el equipo en vez de en él mismo y además hacerlo con gusto. Tener la cabeza en mil cosas a la vez y no olvidarse de nada. Y con todo esto dar más amor del que nadie merece. 

Si, hoy me apetece este homenaje. Porque soy afortunada y lo sé. Porque esto sin él sería mucho  más duro. Porque es mi pilar y se gana el cielo cada día, de cada mes, de cada año. Porque por la circunstancia que vivimos no puedo darle todo lo que me gustaría, a pesar de haberme dado lo que más quiero en este mundo. Porque eres un padre genial. Porque eres un compañero genial. 

Porque te quiero y quiero ver todos los amaneceres junto a ti, junto a la familia que hemos formado. Esta entrada solo es para darte las GRACIAS, así, en mayúsculas.  

❤️


Sigue leyendo...

13 de enero de 2018

Segundo trimestre


Hola familia! Unas semanillas de no dormir y las fiestas (feliz 2018!) han retrasado la publicación de esta entrada. Y es que cuando dicen que no volverás a dormir igual cuando tengas un bebé llevan toda la razón!

Hoy os cuento cómo transcurrió mi segundo trimestre de embarazo, para mí (y por lo que he leído para casi todas las futuras mamis también) el mejor de los tres. ¿Que por qué? Pues porque ese sueño incontrolable del primer trimestre desapareció, así que volví a estar llena de energía.

Fue en este trimestre cuando terminé la uni, aprobando todo (sí, con los años me he vuelto una empollona, quién lo iba a decir) y sobretodo sobretodo empecé a hacer palpable la llegada de mi cachorra: diseñé la habitación, empezamos con las compritas de los básicos (que comentaré en otro post) y llegaron los muebles de su habitación.

Después de la eco de las 12 semanas, donde nos dijeron que todo iba bien y que probablemente fuera una beba, compartimos la noticia con la familia mandando la foto de nuestro peludo. Quedó muy graciosa. Durante la eco y para variar, yo no pude dejar de llorar todo el rato. Al final dije "joé, cuando salga va a pensar la gente que me han dao una mala noticia". Pero es que me emocionó tanto ver las patadas que daba, cómo se movía para lo pequeña que era... Es un milagro. Y la tranquilidad, claro está, de que te digan que todo va estupendamente.

El papi desde el principio quería niño, pero se le iluminó la cara cuando supo que venía una guerrera. Es más, a modo de anécdota: la semana 13 tuvimos eco por el privado y nos comentó que él no tenía tan claro que fuera niña. Y ahí el papi se decepcionó porque se había hecho a la idea y ya no quería otra cosa. Además ya le habíamos elegido nombre (la verdad es que nos pusimos de acuerdo en seguida), así que fue un trastorno jajaaj.

A finales del segundo trimestre hicimos también la eco 4D, en Madrid, con mi madre y mi hermana. La beba no se dejó ver mucho, pero sí lo justo para verla sonreír y descubrir que ya desde ahí dentro era un calco de papá.

Pero con diferencia el momento más emocionante de este trimestre fue cuando sentí por primera vez sus movimientos. Es una sensación indescriptible. Al principio eran casi imperceptibles, además yo empecé a notarla con 16 semanas de embarazo, cuando lo normal es entre la 22 y la 28, dependiendo de dónde esté situada la placenta.

A medida que fueron pasando las semanas la iba notando más y más, iba descubriendo las posturas que le gustaban, cuándo tenía hipo o cuando estaba inquieta. Desde bien temprano dejó claro que venía a este mundo con ganas de juerga, rara era la vez que estaba quieta, y ahora sigue igual. Inocente de mí creí a aquell@s que dijeron... "a lo mejor luego te sale tranquilita". JA.

Mi niña nació espabilada y no para quieta ni cuando duerme. Y me encanta.
Sigue leyendo...